SUTILES ATENTADOS por Los Libros Desdentados

Domingo F. Sarmiento Ramón Carrillo

(1811-1888) (1906-1956)

“...en medio de la graves consecuencias de la fiebre amarilla,
el ex Presidente de la Nación, Domingo F. Sarniento,
debatió con quien era considerado un ilustre médico y
precursor del hospital público, Dr. Ramón Carrillo...”
“...Mientras que el educador sostenía que...,
el prestigioso médico y planificador afirmaba...”
“...Meses llevo a los políticos desatar esta polémica...”

“Mas que un debate histórico...una realidad actual”
(valga la redundancia)
Revista H2O, pag. 2, año 2 nº11.

Tener la posibilidad de digitar la comunicación siempre ha sido el sueño de los Pequeños Emperadores, poder moldear e inducir las lógicas del pensamiento, poder inducir razonamientos generalizables que sostengan su Imperiato.

Dicha digitación ya sea por via gráfica u oral, cuando se realiza sobre el contexto de una ignorancia generalizada, resulta profundamente inmoral y condenable.

Sobre todo cuando el sector social al cual va direccionada, se halla carante de argumentos y condiciones culturales para minimamente darse lugar a dudar sobre lo dicho por la Autoridad.

La base social, por necesidad, por ignorancia o por convicción cree en las promesas de sus dirigentes. Pero cuando éstos, usufractan la fe pública y hacen de ella un bien maltatable, deben ser expuestos y censurados, o al menos tachados de infames.

La propiedad de los medios de comunicación y su gravitación sobre la IN-cultura de la sociedad ha sido determinante en la ignorancia de la opinión pública. Pero, a la vez que dicha propiedad le permite al dueño difundir su discurso, le implica, le obliga, le exige una total veracidad. Ya sea ésta, sentida o convencional, es su deber ser estricto y no falaz.

Siempre hay que tener cuidado con las palabras del poder, éstas nunca son inocentes, ni cuando dicen su verdad ni cuando, por contagiante ignorancia o por ardid político, distribuyen mentiras. O quizás brutales errores.

En el mejor de los casos si no saben, les pedimos un favor:

no escriban, no es necesario,
podemos prescindir de su vacuidad;
pero, si aún insisten,... por favor instrúyanse.
SARMIENTO Y CARRILLO NUNCA FUERON CONTEMPORÁNEOS, JAMÁS DEBATIERON.

Respetuosamente y a la espera de la fe de errata.