viernes, 15 de julio de 2011

“LA TENTACIÓN TOTALITARIA” por Darío Yancán


Graffiti de la esquina Sarandí e Hipólito Yrigoyen – CABA.



“… no hay conocimiento histórico neutro, por la misma razón que no existe punto de vista privilegiado.”
Hannah Arendt, “La condición humana”



Desde el retorno de la Democracia, se ha instalado un discurso y una línea divisoria basada en la ética y los DD.HH. Y concurrentemente con ésta delimitación, se encadena un discurso que tipifica y diferencia el pasado autoritario del presente democrático, los genocidas y el pueblo inocente masacrado, un país PARA TODOS y un país para pocos…
En un juego que ni Mani se hubiese atrevido a llevar adelante, el discurso oficial puso las cosas en cuestión de nosotros o ellos… en cuestión de buenos inclusivos y los malos sectarios.
Y esos lados maniqueos son fácilmente identificables con líneas de pensamiento político actual:
• los paladines del PARA TODOS (carne, pescado, futbol, cerdo, lácteos, milanesas, LCD, tv digital, subsidio a la niñez, a la embarazada, al pobre, a algo más se nos va a ocurrir), identificados y pseudo-apropiadores de los derechos humanos, la ética, el discurso inclusivo y un progresismo o capitalismo de amigos,
• y la derecha, fea, mala, tonta, Macrista, sectaria, que lee Clarín, PRO-noventista, explotadora y cómplice de la Dictadura.
Ante esta burdalización y simplificación mediocre, uno pensaría que como producto de esta marcada diferencia en su condición moral, y por un sustrato católico remanente en nuestra sociedad, los inclusivos y buenos, procederían de manera diametralmente opuesta a los bárbaros gorilas.
Si un “facho” escribe:

“… zurdos al paredón…”,

se esperaría que el “zurdo” se demostrase distinto y opuesto, porque discursivamente, ambas posturas se cuentan diferentes y antitéticas a su opuesto. Uno esperaría una respuesta humanista, socialista, anti-genocida y anti-totalitaria, y no que sea respondido con la misma violencia y odio pero en sentido contrario:

“… fachos al paredón…”.

Porque sino? dónde reside la diferencia? En qué punto se puede sostener un NUNCA MAS?
Si la respuesta es la misma, en caso de haber triunfado las Fuerzas Revolucionarias en los ´70, los 30000 como cantidad serían los mismos pero de color contrario?
Repasemos el diálogo entre Luis D´Elia, entonces Funcionario del Gobierno Nacional con rango de Subsecretario y el fallecido e histriónico Fernando Peña:

http://www.youtube.com/watch?v=gPy-ajP25j0

donde la palabra que prevalece es ODIO,


" Peña: Contanos por qué le pegaste a la gente?
D’Elia: Porque los odio…
Odio a la puta oligarquía…
Odio a los blancos…
Te odio Peña, te odio…
Odio tu plata,
odio tu casa,
odio tus coches,
odio tu historia,
odio a la gente como vos, que defiende un país injusto e inequitativo.
Sos un forro, la jugas de transgresor, vos vivís en San Isidro…
Odio a la puta oligarquía argentina con toda la fuerza de mi corazón…
Odio a las clases altas argentinas que han hecho tanto daño, que han matado tanta gente, en nombre de una sola bandera que es la bandera de tu propia ganancia…
Ya decía Sarmiento en 1880: no hay que ahorrar sangre de gauchos, no? O sea, no hay que ahorrar sangre de negros.
Nosotros somos bosta, caca, basura, para vos y para la lacra que es igual que vos….”


en todas las direcciones posible y donde el devenir lógico del odio, es el GENOCIDIO.
Que hacemos con todo lo que es diferente a nosotros, lo odiamos?, por el mero hecho de mostrarnos todo lo que no somos como el más cruel basano? Le tenemos asco? por el mero hecho no ir en el mismo sentido que uno?
Las tentaciones totalitarias están a flor de piel. Las tentaciones totalitarias nos quieren juntar, amontonar detrás de partidismos, nacionalismos y celebraciones inconsistentes para una sociedad que carece de objetivos comunes básicos. Una sociedad que no le reconoce al otro su condición de individuo individual individualizado totaliza las palabras en el discurso oficial.
Formar parte de un pueblo, una Nación y en definitiva, de una comunidad (comun-idead), implica tener idiosincrasias en común. Pero no a fuerza de renunciar a la crítica pensante y de resumirse en un número estadístico que aporta presencia a movilizaciones grandilocuentes donde lo que se juega y mide, son prepotencias y virilidades colectivas. Formar parte de una comunidad es la posibilidad de aunar expectativas, todas y disimiles, en pos de un resultado que contenga una proporción de cada deseo. Y cuando el colectivo se expresa, conseguir fundamentalmente que cada parte pueda seguir existiendo.
Cuando alguna parte del colectivo rechaza a la o las otras, esa sociedad tiende a disgregarse, siendo más que una consustancialización sino una soledad pegada a otra.
Si quisiera encontrar una explicación moralista, podría decir que nunca podré “amar al prójimo coma a mi mismos” si no puedo acertar lo que mi prójimo es, o deberé anularlo para que no plantee con su presencia y manifestar que existen otros prójimos a los cuales no puedo amar como a mí.


“El totalitarismo busca, no la dominación despótica sobre los hombres, sino un sistema en el que los hombres sean superfluos…”
H.Arendt, “Los orígenes del totalitarismo”.



La creencia en que estamos construyendo el mejor mundo posible nos subyace de traer a todos a nuestro puerto y al fin, ver que NO todos desean nuestro tipo de salvación, nos tienta de calificar, de no soportar a los que discrepan y tildarlos de GENTE SIN SWING.
Y eso de lo que adolece Fito Paez, lo adolece Anibal Fernandez, lo adolece Horacio Gonzalez, lo adolece la Campora, lo adolece Cristina, lo adolecía Nestor Kirchner. Y lo adolecen un grupo de artistas y periodistas llamados y endiosados como militantes.
Sócrates y principalmente Diógenes fueron y vivieron en consecuencia con sus pensamientos como supuestamente lo hacen, hoy, los militantes. Pero entre la dignidad de los parrhesiastas griegos y los militantes posmodernos es abismal. Nuestros militantes no corren ningún tipo de riesgo.
La cantante Teresa Parodi intentó realizar una benévola caracterización de lo dicho por Paez. Su virtud radicaba en “haber dicho lo que pensaba, en ser franco”. Pero el hablar franco (la parrhesia, tan desarrollado por M. Foucault) nunca fue una virtud adulativa ni una actitud de servilismo, siempre fue un correr un riesgo. Un riesgo de vida, de destierro o de ser condenado a ser un homo sacer (a perder derechos y consideración jurídica).
No es extraño a los totalitarismos argentinos, la existencia de listas negras de opositores al Gobierno. Artistas y periodistas exiliados o puestos en stand by sin contratos de trabajo.
Fito Paez no es un parrhesiasta, y menos un kínikos.
Es un individuo que forma parte, consciente o inconscientemente, de un mecanismo totalitario, que aún conserva ciertos protocolos democráticas, que ve como se le escurre entre las manos, su sueño hegemónico.
Y la reacción al rechazo sufrido, le provoca:


“… asco la mitad de Buenos Aires…Repulsión por la mitad de una ciudad…, …decepción profunda ante la necedad general de una ciudad …, …siento que el cuerpo celeste de la ciudad se retuerce en arcadas al ver a toda esta jauría de ineptos e incapaces…”


http://reconstruyendoelpensamiento.blogspot.com/2011/07/la-mitad-por-fito-paez.html


La tentación mesiánica de salvar a la sociedad se perpetúa en exabruptos autoritarios que por ser superior, ve como “jauría de ineptos e incapaces” a la mitad de sus congéneres porteños.
Como definió Hannah Arendt al proceso llevado a cabo contra Adolf “Eichmann en Jerusalem. Un estudio sobre la vanalidad del mal ”, podemos tomar sus palabras para definir el peligro que asedia bajo la forma que “el peor monstruo asecha bajo el buen padre de familia”.
Y para finalizar el espectro democrático del kirchnerismo, adjunto unas sentidas palabras del Sr. Jefe de Gabinete de Ministros dedicadas al escritor y periodista Ceferino Reato:


“Hay un par de verdades de puño en la política contemporánea:
a) la Derecha carece de ideas y, por lo tanto, tiene que comprar canallas que puedan ser capaces de calumniar hasta a sus santas madres siempre y cuando les deje unos pesos y,
b) la Derecha siempre es miserable, por lo tanto esos canallas nunca son caros; por lo tanto nunca son buenos ni talentosos.
Una buena muestra de esa mezcla de falta de talento y codicia mal disimulada es don Ceferino Reato que, lejos de hacer honor a su nombre de pila, no sólo no ha alcanzado la “beatificación” sino que además hace gala de su “reatificación” que, en términos pseudo teológicos, es la instancia de “elevación” de las “ratas” a su estadío superior que es ser una auténtica porquería…
Como de mugre se trataba, lo llamaron a Reato… y se lo compraron (a Reato). Para hacer la operación “Traviata” (nomenclatura inventada por la Derecha) se lo compraron; para escribir la operación “Primicia” (relato de un intento de copamiento dictado por ex generales) se lo compraron y, seguramente, ahora le están dictando un nuevo libro que podría llamarse operación “La Chota”…”



Al igual que sucede con la caracterización jurídica de los crímenes de lesa humanidad (los cuales sólo pueden ser cometidos por los Estados, en ejercicio del poder), los Gobiernos cuando pierden su lugar, llegan a cometer lesa linguae.

martes, 12 de julio de 2011

"LA MITAD" por Fito Páez



(http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-172084-2011-07-12.html)

Nunca Buenos Aires estuvo menos misteriosa que hoy. Nunca estuvo más lejos de ser esa ciudad deseada por todos. Hoy hecha un estropajo, convertida en una feria de globos que vende libros igual que hamburguesas, la mitad de sus habitantes vuelve a celebrar su fiesta de pequeñas conveniencias. A la mitad de los porteños le gusta tener el bolsillo lleno, a costa de qué, no importa. A la mitad de los porteños le encanta aparentar más que ser. No porque no puedan. Es que no quieren ser. Y lo que esa mitad está siendo o en lo que se está transformando, cada vez con más vehemencia desde hace unas décadas, repugna. Hablo por la aplastante mayoría macrista que se impuso con el límpido voto republicano, que hoy probablemente se esconda bajo algún disfraz progresista, como lo hicieron los que “no votaron a Menem la segunda vez”, por la vergüenza que implica saberse mezquinos.
Aquí la mitad de los porteños prefiere seguir intentando resolver el mundo desde las mesas de los bares, los taxis, atontándose cada vez más con profetas del vacío disfrazados de entretenedores familiares televisivos porque “a la gente le gusta divertirse”, asistir a cualquier evento público a cambio de aparecer en una fotografía en revistas de ¿moda?, sentirse molesto ante cualquier idea ligada a los derechos humanos, casi como si se hablara de “lo que no se puede nombrar” o pasar el día tuiteando estupideces que no le interesan a nadie. Mirar para otro lado si es necesario y afecta los intereses morales y económicos del jefe de la tribu y siempre, siempre hacer caso a lo que mandan Dios y las buenas costumbres.
Da asco la mitad de Buenos Aires. Hace tiempo que lo vengo sintiendo. Es difícil de diagnosticarse algo tan pesado. Pero por el momento no cabe otra. Dícese así: “Repulsión por la mitad de una ciudad que supo ser maravillosa con gente maravillosa”, “efecto de decepción profunda ante la necedad general de una ciudad que supo ser modelo de casa y vanguardia en el mundo entero”, “acceso de risa histérica que aniquila el humor y conduce a la sicosis”, “efecto manicomio”. Siento que el cuerpo celeste de la ciudad se retuerce en arcadas al ver a toda esta jauría de ineptos e incapaces llevar por sus calles una corona de oro, que hoy les corresponde por el voto popular pero que no está hecha a su medida.
No quiero eufemismos.
Buenos Aires quiere un gobierno de derechas. Pero de derechas con paperas. Simplones escondiéndose detrás de la máscara siniestra de las fuerzas ocultas inmanentes de la Argentina, que no van a entregar tan fácilmente lo que siempre tuvieron: las riendas del dolor, la ignorancia y la hipocresía de este país. Gente con ideas para pocos. Gente egoísta. Gente sin swing. Eso es lo que la mitad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires quiere para sí misma.

lunes, 11 de julio de 2011

EL ESPACIO SOCIAL, "La producción del espacio" por Henri Lefebvre

LA PRODUCCION DEL ESPACIO *




Voy a hablar bien claramente de un concepto, es decir, del elemento teórico: les voy a hablar de la producción del espacio. Se trata, quede claro, del espacio social. Exponer quiere decir someter al examen, es decir, a la crítica. Ningún concepto teórico se impone en si. El concepto de producción del espacio desarrolla un concepto ya muy conocido, clásico, reiterativo: el de producción, pero indica un cambio en la producción, en las fuerzas productivas; se pasa de la producción en el espacio a la producción del espacio. El concepto de producción aparecía como bien determinado, bien definido y bien fijado por parte de economistas, historíadores, sociólogos... pero cuando se examina este concepto aparece como mis ambiguo y complejo de lo que parecía a primera vista, cuando no estaba bien fijado, bien determinado. Si se examina este concepto, por ejemplo en Hegel y en Marx, se ve que el concepto se desdobla: de un lado hay la producción de productos: las cosas, los bienes, las mercancías, y del otro lado la producción de las obras: las ideas, los conocimientos, las ideologías e incluso las instituciones o las obras de arte.
Un concepto ambiguo, mucho menos preciso de lo que se le cree en general, viene llamado a ser desarrollado. Es sobre el desarrollo de este concepto sobre lo que yo voy a hablar: la producción del espacio.
El concepto de la producción del espacio está naciendo como la realidad en si a la que corresponde. Esta producción del espacio está naciendo en si misma. Hace un momento, cuando veníamos de Barcelona, veíamos cómo todo este espacio está siendo producido de manera balbuciente, incierta, caótica a veces, contradictoria a la producción en el espacio. Tres conjuntos de hechos: primero, la importancia creciente en economía política de los flujos. Hasta hace muy poc0 la economía política se sentía muy ligada al análisis de la estabilidad, estructuras a las cuales se ataban redes: las empresas, los mercados. Desde hace diez años hay una movilidad creciente de todos los elementos de la economía política. En la economía política tradicional el movimiento era lo excepcional, era una perturbación de la estabilidad, ahora la estabilidad es simplemente un momento de los flujos. Hay flujos de energía, materias primas, flujos de productos acabados, flujos de mano de obra, flujo de capitales, sin contar pequeños flujos como los flujos de los automóviles. Es una nueva relación de la economía política al espacio que se forma. Un flujo tiene un origen, un terminal y un recorrido. Por ejemplo, un flujo de petróleo, un oleoducto, sale de Libia, atraviesa el Mediterráneo, pasa a una refinería dada y de allí acaba en la gasolinera. Examinar el punto de encuentro de estos flujos se convierte en un tema principal de trabajo de los economistas. Los puntos fuertes -los espacios urbanos- son puntos de confluencia de flujos y al mismo tiempo que esta influencia creciente de los flujos que ocupan el espacio ha nacido una forma nueva de la planificación, la forma mis reciente de planificación: la planificación espacial. La planificación espacial, el estudio de los flujos y sus conexiones están todavía en estado naciente, pero tiende a reemplazar la planificación antigua por partidas contables de materias o por balance financiero. Estos flujos son de una complejidad extrema, la planificación espacial parece que va a ser difícil. Una de mis hipótesis es que el capitalismo es incapaz de hacer la planificación espacial.
La importancia creciente de un sector que antes era secundario, todo lo relacionado con el espacio; por ejemplo, la construcción, la urbanización, las inversiones en este terreno, la venta y la compra del espacio como totalidad y la especulación, por supuesto. Esta importancia es desigual según los países. Hay países en los que todo lo que concierne a estos aspectos se convierte en el sector principal de la economía, hay países en los que simplemente es una polea, en otros países es todavía secundario. Los economistas japoneses me han explicado cómo allí todo lo relacionado con la urbanización, infraestructura, etc., es una polea de transmisión. En los periodos en que la economía tiene un periodo de crecimiento excesivo, se retiran capitales de los otros sectores y se le introducen en todo lo que es inmobiliario, urbanización, etc. Cuando la cosa se regulariza se vuelve a meter los capitales en otros sitios. Eso ocurre en el Japón.
Asistimos a una gran paradoja en los países capitalistas. Por un lado la ciudad ha estallado, y por otro hay una urbanización general de la sociedad, Este resultado se da como cosa hecha pero sin embargo lo que aparece es otra relación de la sociedad al espacio. Es, pues, con este conjunto de hechos como se ha apoderado el capitalismo moderno del espacio total. En la realidad económica y social había sectores pre capitalistas; primer sector pre capitalista: la agricultura; otro sector anterior al capitalismo: la ciudad. Desde hace un cierto número de años el capitalismo controla y ha puesto la zarpa sobre la agricultura entera y también sobre la ciudad -realidad histórica anterior al capitalismo-. A través de la agricultura y la ciudad el capitalismo ha echado la zarpa sobre el espacio. El capitalismo ya no se apoya solamente sobre las empresas y el mercado, sino sobre el espacio. Hay también el ocio. Con la industria del ocio el capitalismo se ha amparado de los espacios que quedaban vacantes: el mar, la playa, la alta montaña. Ha creado una industria nueva, una de las mis potentes: la industria del ocio.
Por esta industria nueva, por esta producción del espacio nuevo, el espacio entero ha sido integrado al mercado y a la producción industrial a la vez que este espacio ha sido transformado -basta pasearse por las costas españolas para ver cómo ha sido transformado- cuantitativamente y cualitativamente. Así pues: integración al capitalismo de la agricultura, y también de la ciudad histórica, extensión al espacio entero, comprendida la montaña y el mar, o a través de la industria del ocio. Es, pues, el espacio entero lo que se ha definido como algo dominante y dominado, lo que introduce un movimiento dialéctico muy nuevo: el espacio dominante y el espacio dominado.
De todo esto emergen conceptos nuevos. La relación del espacio con la sociedad proviene o tiene relación con varías ciencias: la economía política, la sociología, la tecnología, pero concierne también al conocimiento general puesto que el conocimiento hoy implica una capacidad creciente de controlar el espacio -la informática permite concentrar en un solo punto, en un aparato, lo que concierne a inmensas extensiones-. La tecnología trata el espacio a gran escala. Es evidente que cogiendo el ejemplo de las autopistas se ve cómo la tecnología trata el espacio a gigantescas escalas, pero aún mis la planificación espacial, es la que ahora comienza y que en Francia ha encontrado, en cierto modo, a los investigadores de punta. Hay esfuerzos nuevos para tratar de ver estas relaciones de la sociedad y del espacio, ecología, por ejemplo; pero no pienso que la ecología pueda bastar ya que el núcleo científico de la ecología es muy estrecho.
La teoría de los ecosistemas es una teoría extremadamente interesante que ha recibido recientemente nuevos desarrollos en función de la cibernética, pero que deja de lado muchos aspectos de la cuestión, especialmente aspectos políticos. Estos aspectos políticos son de una importancia considerable; el espacio ha sido siempre político pero ahora lo es más que nunca. En el espacio planetario, en el espacio de la tierra, se enfrentan las estrategias y en lo concerniente a la estrategia todo es un asunto de espacio. Los recursos puestos en marcha, los objetivos estratégicos, las ideologías y los elementos teóricos. Hoy nos encontramos ante dos concepciones estratégicas del espacio. El modelo soviético consiste en perfeccionar el modelo capitalista pero no es esencialmente diferente del modelo capitalista, en mi opinión; fortifica los dos puntos fuertes del espacio, pone el acento sobre las grandes ciudades y las grandes empresas. El chino es totalmente diferente, puesto que trata de arrastrar en el desarrollo a todo el espacio, pone el acento sobre las comunidades de los pueblos, las pequeñas y medias empresas, las ciudades pequeñas y medias, más que sobre las grandes ciudades y las grandes empresas. Es otra concepción del espacio que tiene como objetivo el combatir los desarrollos desiguales. Una de las dificultades de nuestra situación es que el modelo chino o la vía china todavía no ha demostrado con pruebas fehacientes los resultados. No estamos seguros todavía de que China, bajo la presión mundial, pueda mantener esta estrategia del espacio que parecía tener hasta ahora. La vía china concerniente al espacio tiene una gran ventaja y un gran defecto, es que no tiene como punto de mira final o inmediato la productividad y el crecimiento inmediato. Cuando se quiere arrastrar todo el espacio, el espacio social entero, en el desarrollo, hay que admitir una disminución del ritmo de crecimiento. Cuando se quiere el crecimiento inmediato y rápido se apunta hacia los puntos fuertes, hacia la congestión. Son dos estrategias del espacio profundamente diferentes. De todas formas, nos encontramos ante problemas de estrategia del espacio dominante-dominado.
He aquí lo esencial, que voy a abordarlo ahora. Si nos referimos a la obra de Marx, constatamos que Marx ha estudiado muy profundamente, en función del capitalismo de su tiempo, las relaciones sociales de producción. Los economistas anteriores habían estudiado las relaciones de producción, la división del trabajo, por ejemplo; Marx estudia las relaciones sociales de producción y el crecimiento económico, tal como podía conocerse en su tiempo. Desde entonces se ha atribuido a cantidad de economistas más o menos americanos la teoría del crecimiento. Estos economistas han dado la vuelta a la teoría marxista, que conocían muy bien, o la han desviado. La economía burguesa en su conjunt0 ha vivido estafando a la economía marxista.
Marx ha estudiado en la parte de El Capital consagrada a la acumulación ampliada, el crecimiento. Estudiando el crecimiento llegó a un problema nuevo que únicamente adivinó al final de su vida. Hay una producción ampliada de nacimiento. E n el curso de este crecimiento se preguntaba, (cóm0 se reproducen las relaciones de producción? Este problema domina las ciencias sociales desde fines del siglo XIX, pero los sociólogos en conjunto lo han resuelto de una manera muy grosera; tanto Max Weber como E. Durkheim afirman que las relaciones sociales perduran por inercia. Cuando Durkheim dice que a las relaciones sociales hay que tratarlas como cosas, dice lo que quiere decir aunque no sepa que lo dice. Nos encontramos ante el problema de la reproducción de relaciones de producción. Marx lo presintió al fin de su vida, como lo sabemos ahora por un capitulo inédito de El Capital, que ha sido publicado hace dos años, que se encontraba en los archivos del Partido Social Demócrata Alemán, en Amsterdam, donde hay todavía muchos inéditos de Marx a los cuales no ha habido acceso durante mucho tiempo; especialmente a toda la Última parte de El Capital que está en forma de borrador poc0 legible; hacen falta todavía años para descifrar estos manuscritos. De este capítulo inédito de El Capital, resulta que Marx al fin de su vida adivinaba el problema fundamental: los hombres cambian, las generaciones pasan, hay relaciones sociales que cambian y otras que persisten. Cuáles son las relaciones sociales que cambian y cuáles las que persisten? ¿Lo que persiste, por qué lo hace? Y en este inédito Marx llega a conclusiones a las cuales habíamos llegado sin conocerlo; por ejemplo, que la presión del mercado mundial está destinada a jugar un papel enorme en la reproducción de las relaciones de producción. Mi hipótesis es la siguiente: Es el espacio y por el espacio donde se produce la reproducción de las relaciones de producción capitalista. El espacio deviene cada vez más un espacio instrumental.
La elaboración de todo esto es consecuencia de una clase social que yo conozco muy bien: los tecnócratas. Los tecnócratas han aprendido y aprenden a servirse del espacio instrumental, en particular “mis queridos amigos”, los tecnócratas franceses. El espacio social deviene un espacio abstracto, el espacio del hormigón, por ejemplo. Este espacio tiene varias propiedades bien definidas, especialmente la de ser el espacio de la propiedad. Estas propiedades -que lo son particulares, en tanto que espacio consisten en ser óptico y ser visual. No es un espacio sensorial que interesa al conjunto del cuerpo; es un espacio óptico, que entraña problemas de signos, de imágenes, que se dirige únicamente a los ojos. Con relación al cuerpo físico es un espacio metafórico, añadiéndole una propiedad interesante, la de ser fálico.
Esta consecuencia surge de la planificación. El espacio es cuantitativo, geométrico, matemático. Es en este espacio donde se opera la reproducción de las relaciones de producción. Reproduce los elementos anteriores, es esencialmente repetitivo y lo que repite a través de todos esos elementos es la reproducción de las relaciones de producción capitalista. Pero esta reproducción a través del espacio es cada vez más incierta, porque este espacio está en si mismo lleno de contradicciones; hay contradicciones del espacio y es por lo que digo entre paréntesis, y a propósito, que la reproducción de las relaciones sociales de producción, asegurada por el espacio y en el espacio, implica, a pesar de todo, un uso perpetuo de la violencia. Espacio abstracto y violencia van juntos. No desarrollaré mucho tiempo este punto, particularmente escabroso...
Aparecen contradicciones nuevas que impiden que esta situación se estabilice. Estas contradicciones se añaden a las antiguas del capitalismo concurrencial o competitivo y al imperialista, puesto que es el imperialismo en si mismo quien ha tomado esta forma de espacio dominante-espacio dominado, con toda la dialéctica que corresponde a eso. Hay que señalar, aunque éste no es el momento de extenderse en esto, que con la inversión de situaciones, a la que hoy asistimos, los espacios dominados tienden a invertir la situación y convertirse en dominantes, sobre todo cuando detentan fuentes de energía.
La principal contradicción --digo bien que se trata de la principal contradicción, ya que hay cantidad de contradicciones secundarías- es la siguiente: de un lado hay la capacidad de conocer, de tratar, de transformar el espacio a una escala inmensa, e incluso a escala planetaria; y por otro lado, el espacio se halla fragmentado, pulverizado por la propiedad privada, ya que cada fragmento del espacio tiene su propietario. Está pulverizado para ser comprado y vendido. Hace mucho tiempo que los arquitectos y los urbanistas han experimentado la amplitud de este problema. Puesto que pueden concebir un espacio muy vasto, lo que se llama en una palabra que no me gusta mucho, medio ambiente,' pero lo que pueden tratar en realidad son pequeños Iotes de propiedad privada. Pero el espacio también est6 fragmentado por las ciencias, las cuales cortan fragmentos de él para estudiarlos cada uno con sus métodos. Yo, en cambio, he tratado de mostrar que el concepto de espacio y el de producción del espacio son conceptos globales. Finalmente, el espacio se halla fragmentado por la estrategia; estas estrategias, que son muy numerosas, se entremezclan y se superponen. Existen varías: la estrategia de las compañías multinacionales, la estrategia de los Estados, la estrategia de la energía... y otras. El análisis estratégico del espacio moderno no ha sido hecho. Hay muchas informaciones que nos faltan; por ejemplo, sobre las firmas multinacionales. (Cuál es la estrategia de IBM? Se sabe que tiene una, pero no se conoce muy bien. Hay también la inversión brusca de la situación, por ejemplo, en la estrategia de la energía. En el tema del petróleo asistimos a una inversión o a una situación espectacular, a un cambio de la situación. La contradicción es la siguiente: por un lado está la racionalidad, todos los recursos de la racionalidad (la ciencia, la técnica, la estrategia), de la acción política llevada a cabo por políticos informados, de la tecnocracia; y por otro lado hay un inverosímil caos especial. Cuando se tiene ocasión de haber visitado unos cuantos casos de caos espacial en el mundo se queda uno sorprendido. Entre Tokio y Osaka, en la Eurozona del Norte, un gran caos espacial resultante de la racionalidad desplegada. Creo que tal vez no se puedan llegar a resolver esas cuestiones, a veces se tiene la sensación de lo irremediable, pero aceptar que sea irremediable es nihilismo. He tratado de exponer a través de un concepto algo de lo que hay nuevo en el mundo desde los últimos veinte años. El concepto lo explicar6 todo, en si mismo está naciendo. ..
Ya no se pueden estudiar sistemas separados; los sistemas, desde el momento en que existen, tienen relación con el espacio y esta relación es determinante, dominante. Por ejemplo, ya no se puede estudiar el sistema urbano, o el de transporte separadamente, ya que no son sino aspectos del problema general del espacio. Es por lo que se asiste a una crisis del análisis de sistemas, que tuvo un gran éxito en Estados Unidos y que ha mostrado su abstracción. El análisis de sistemas trata el espacio abstracto en si mismo, lo fragmenta pero no lo conoce en si mismo, no lo comprende todo en si mismo.
No creo, por otra parte, que haya un sistema total, que se cierre, que se estabilice. Las contradicciones del espacio son tales que impiden a ese sistema constituirse, le impiden cerrarse. Yo pienso que hay nuevas relaciones que emergen en el seno de todo esto. Una nueva relación del cuerpo y de la sociedad con el espacio, en el seno de las formas antiguas aparecen o se esbozan nuevas formas, pero las formas antiguas se defienden, tienen muchos medios para defenderse, especialmente estos dos medios complementarios: el espacio instrumental y la violencia.
En esta perspectiva es un cierto aspecto del socialismo lo que se presenta al observador: el socialismo se define como gestión colectiva del espacio. Este socialismo, en mi opinión, está esbozándose y esto comienza ya por la gestión social colectiva de las escaseces; hay nuevas cosas escasas: el agua, la luz, el aire y el espacio, que comienza a escasear alrededor de los grandes centros urbanos. Esta escasez del espacio presenta problemas que emergen en la nueva disciplina que se ocupa del medio ambiente, como la polución por ejemplo; pero aquellos no son, de hecho, sino primeras aproximaciones a los auténticos problemas del espacio. Creo que hay un socialismo algo diferente de las concepciones usuales del socialismo actual. Este se define hoy todavía como una gestión colectiva de la producción en el espacio, de la producción en el sentido clásico y habitual del término; yo creo que hay un cambio cualitativo en la noción misma del socialismo, al igual que hay un cambio cualitativo que modifica los problemas del conocimiento económico cuantitativo. Se ha creído hasta una fecha muy reciente que el crecimiento cuantitativo respondía y daba solución a todos los problemas. Ahora se empiezan a dar cuenta de que el crecimiento indefinido es imposible y que hay una modificación cualitativa en las fuerzas productivas en si mismas. Las fuerzas productivas no pueden definirse únicamente por la producción de bienes o de cosas en el espacio. Se definen hoy como la producción del espacio. Esta producción no suprime la antigua; la producción en el sentido clásico del término, que sigue siendo la base, las fuerzas productivas que conciernen a la producción de los bienes en el espacio no han desaparecido, pero desde cualquier punto de vista, sea técnico, científic0 o social, hay una modificación de una importancia excepcional en las fuerzas productivas en si mismas, de las que yo pienso, con Marx, que son la base sobre la que se edifica la sociedad. He olvidado decir que la contradicción clásica, puesta en evidencia por Marx, entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción toma, en mi opinión, hoy una forma nueva: la contradicción entre la capacidad de tratar el espacio a una gran escala y la propiedad privada del espacio, que es una relación social. Me excuso del carácter muy condensado de esta exposición.
La teoría que he expuesto ante ustedes permite estudiar con detalle la producción del espacio. El arquitecto, cómo se define? Para mi se define como un productor del espacio. Es un gran tema de discusión, porque hasta ahora en Francia, se definía al arquitecto como un dibujante, lo que abocaba a dar a los arquitectos una gran formación, no muy buena pero muy artística. Dibujaban muchos capiteles y muchas columnas, y cuando llegaban ante los problemas del espacio estaban totalmente perdidos. Hemos llegado actualmente a otra concepción del arquitecto, que se ha esbozado en Italia. EI arquitecto no es un hombre de dibujos; es un hombre de palabras. Su papel es el de intermediario entre los usuarios, los promotores, las autoridades políticas y los financieros. Han formado a gente que ya no sabe dibujar. Se han creado ramas porque los desgraciados no se podían ganar la vida; estaban obligados a entrar en estudios de arquitectos, donde les obligaban a dibujar, y no sabían. No obstante, ahí dentro hay una idea interesante: es que los usuarios no saben hablar, por no tener el vocabulario, y si nadie se encarga de decir lo que los usuarios sienten, (quién va a hablar en nombre de los usuarios? Los arquitectos no son así todavía, pero no deja por ello de ser interesante esta hipótesis del espacio; no está solo, no es el Único, ya que en el régimen capitalista están también los promotores, los financieros, los bancos y las autoridades administrativas y políticas. La producción del espacio es un fenómeno extraordinariamente complejo, y en la práctica las contradicciones que he señalado aparecen constantemente; porque unos conciben el espacio a gran escala, y otros no lo conciben sino a la escala de a la propiedad privada. Así pues, la contradicción que apunt6 a nivel teórico es vivida prácticamente, constantemente, y si tuviera tiempo de profundizar mostraría cómo aparece en la práctica.
He aquí como se plantea la cuestión. Estas contradicciones son tan fuertes en la práctica, que han encontrado su expresión, aunque no del todo teórica, en Estados Unidos. Hay allí algo nuevo que ha tenido un éxito inmenso durante unos años, que a pesar de haber topado con sus propios límites, ha sido extraordinario, como experimento. Se trata del Advocacy Planning, que traduciríamos por (asesoría en planeamiento). El experimento ha sido descrito por Robert Goodman, en el libro Después de la Planificación (After Planning). Hay una contra planificación que procede de los usuarios, cuando tienen un portavoz, cuando se agrupan y tienen un abogado (por ello se llama Advocaq Planning) y de este experimento surgen todas estas contradicciones prácticas concretas, mis arriba indicadas.
Las he apuntado antes en un plano teórico, que podría parecer demasiado lejano de la práctica, si no se fundamentara sobre estos hechos concretos. Pero la práctica espacial no ha aparecido igual por todas partes, ni con los mismos problemas. En Italia ha pasado a primer plano el problema del arquitecto a causa de una tradición. En Estados Unidos ha sido un problema jurídico, tratado por abogados. Pero son, en definitiva, los mismos problemas: aquellos que plantea la importancia cobrada por el espacio en el mundo moderno. En Francia es la planificación territorial, que es una práctica naciente. Hay un organismo del Estado, muy importante, a pesar de que no tenga poder de decisión, la Delegación de Ordenación del Territorio (DATAR) que está directamente conectada al primer ministro, que da al gobierno y al capitalista privado todas las informaciones que conciernen al espacio, y son ellos quienes tratan las cuestiones de los flujos, que superan a los intereses del capitalista privado y que los modelos clásicos del crecimiento no pueden explicar. Es la DATAR quien elaboró los planes de la zona industrial de Fos. Me refiero a ellos para destruir la ideología de la tecnocracia. El experimento francés de la DATAR es importante, porque reúne un grupo de tecnócratas que tratan el espacio. Mi teoría va destinada a destruir su ideología, y lo saben muy bien. Ellos no creen en las contradicciones del espacio. Si muestro que hay contradicciones en el espacio es para destruir la tecnología del espacio. No creo que hasta ahora el espacio fuera lo más importante; lo que era más importante hasta ahora era el tiempo, el tiempo histórico, el tiempo de trabajo, los ritmos del tiempo. Creo que el espacio se vuelve lo más importante. El capitalismo ha llegado a resolver algunas de las cuestiones con que se enfrentaba, pero las contradicciones del espacio (es una hipótesis y no estoy muy seguro) no llega a resolverlas, aunque lo intenta, especialmente en los países más experimentados: Inglaterra, Francia y Alemania. Se dedica a resolver las contradicciones nuevas del espacio, especialmente los flujos. Yo estaba hablando de Fos, junto a Marsella, y pienso que el problema interesa porque ocurre algo parecido en Valencia. Fos está concebido en función de los flujos; los de energía del petróleo árabe, de minerales procedentes de Mauritania o África, de mano de obra española, de turismo, junto los que comporta el valle del Ródano y todos los problemas de confluencia con una planificación espacial muy avanzada, con métodos curiosos; por ejemplo, el método de escenarios o esquemas del porvenir, del futuro. Se toma cierto número de variables que conciernen a los flujos y se examina lo que pasaría si tal variable cambia, por ejemplo, qué pasa si el petróleo árabe escasea, si los minerales que vienen de África escasean. El método de escenarios o esquemas del porvenir o del futuro reemplaza la antigua prospectiva. Tengo en cuenta todo eso y trato de mostrar que no podrán resolver los problemas, y en el caso de los CAOS de los que hablaba antes, el valle del Ródano está bien situado, en cuanto a caos.
Estos tecnócratas trabajan en la hipótesis implícita de una reconducción de las relaciones de producción. Son gentes llenas de “buena voluntad” ; quieren hacerlo lo mejor posible pero fracasarán, y he mostrado por qué. Dispongo, pues, por mi parte, de un dispositivo teórico anti tecnocrático, pero eso no suprime la lucha de clases ni ofrece una determinaci6n nueva.
...Hace unos años los militares de la OTAN habían encargado a uno de mis amigos un modelo relacionado con el juego del ajedrez, porque la estrategia del ajedrez, y sobre todo la manera como puede ser manejada por máquinas les interesaba. Este amigo, que es un gran matemático, habia construido un bello modelo de juego de ajedrez y una máquina que jugaba al ajedrez siguiendo ese modelo. Jugaba muy bien, según su modelo cibernético, y llegaba a vencer a buenos jugadores de ajedrez. Un dia sucedió una gran catástrofe: la máquina puso todas las piezas del ajedrez en el mismo cuadro, porque habían olvidado poner en el programa que no debía haber más que una pieza en cada uno. Es difícil, puesto que para trabajar en este terreno, hace falta dominar todos los axiomas, y trabajaba con la hipótesis de que la máquina sabia que no se podía poner más que una pieza en cada cuadrado. Análogamente, en la cabeza de mis “amigos tecnócratas” hay la hipótesis implícita y simplista de que el modelo de producción capitalista es un sistema estable, que se puede potenciar su capacidad de cerrarse, que está cerrado, y éste es un postulado falso.. . y de ahí que no hagan más que catástrofes en lo que se refiere a su intervención sobre el espacio.
...He aludido antes a la estrategia del espacio, y debo recordar que hay un modelo soviético del espacio, inherente a la planificación soviética. Pienso que ésta es una versión mejorada del proceso de crecimiento de los países capitalistas. He dicho crecimientos de puntos fuerte, grandes empresas, grandes áreas que concentran la producción. Hay una concepción china del espacio que no sabemos si puede tener éxito, que consiste en arrastrar en el desarrollo a todo el espacio, los pueblos, las pequeñas ciudades, en el crecimiento y en el desarrollo. Es totalmente diferente como concepción. En la concepción soviética quedan zonas subdesarrolladas. Hay lugares hiper-industrializados e hiper-urbanizados, aunque como no existe propiedad privada del suelo han podido evitar ciertos inconvenientes, pero el crecimiento de grandes ciudades y de grandes centros deja de lado una gran parte del espacio. Si quieren que vaya un poc0 mis lejos en este análisis, la ley del desarrollo desigual, que fue explicada por Lenin, no está controlada en el esquema soviético. La via china va destinada a combatir el desarrollo desigual en el espacio, pero no está sino empezando, y no conocemos casi nada los procedimientos de planificación. Sabemos únicamente que una parte de lo producido, creado o engendrado en tal o cual parte del espacio, no pasa completamente por los circuitos centrales (bancos, ministerios) para ser redistribuido. Hay sectores descentralizados. Un núcleo rural funciona con cierta autonomía y dispone de una parte de la plusvalía social creada en él, pero no sabemos por q u i procedimientos. No hay que olvidar tampoco, por otra parte, que China está comenzando. Nos faltan elementos teóricos y de información. Ha corrido en Paris el rumor de que el Gobierno chino ha abandonado esta vía para desarrollarse mis rápidamente en lo referente al armamento, lo cual exige el crecimiento rápido de la industria metalúrgica, y también se ha puesto de relieve la necesidad de reforzar el sector químico debido a la necesidad de abonos. Nuestra comprensión del caso chino no puede, de momento, ser mis que fragmentaría, y en consecuencia podemos hacer la crítica del modelo soviético, pero sin oponerle con argumentos convincentes otros modelos.

* El texto corresponde a la traducción simultánea recogida en cinta magnetofónica. De ahí su estilo poco cuidado que, pese a todo, se ha preferido respetar.
1. La palabra francesa utilizada por Lefebvre en su conferencia fue environnement, que a menudo se traduce también por “entorno”.